La termorregulación

El flujo de energía siempre se da desde donde hay más de ella hacia donde existe menos, y esto no es ajeno a la energía térmica, al calor. El calor siempre se mueve de manera pasiva, no hay algo como una bomba de calor. A pesar de esto, podemos regular la manera en que la energía térmica fluye por nuestro cuerpo. Somos seres homeotérmicos, endotérmicos que presentamos heterotermia, y aquí exploraremos qué es lo que significan estos términos.

Hay múltiples procesos metabólicos que producen calor. Esto puede ser un sub producto de una actividad que pretende hacer algo distinto, o puede ser el fin per se del proceso. En el primer caso tenemos a la mayor parte de reacciones bioquímicas que se suscitan en nuestro organismo. Debemos recordar que somos máquinas imperfectas y que, como tales, no podemos aprovechar perfectamente toda la energía que consumimos para generar trabajo; algo de esta energía se pierde y se disipa en forma de calor. Por supuesto, hay tejidos que son más metabólicamente activos, y esto puede variar durante el día o el tipo de situaciones en que nos encontramos. En el segundo caso, en el de la producción de calor como fin en sí mismo del proceso, tenemos a la grasa marrón (y a la grasa beige), como tejidos que nos ayudan a termorregularnos de esta manera.

Pasaremos a discutir los distintos tipos de receptores centrales y periféricos que informan sobre la situación térmica del cuerpo a los centros de control hipotalámico, y la manera en estos se encargan de regular las distintas respuestas que podemos tener para mantener nuestra la homeostasis. Hablaremos de las medidas para acelerar o ralentizar la pérdida de calor, y los distintos fenómenos físicos involucrados en el intercambio de energía térmica entre el medio externo y nuestro cuerpo, a saber, conducción, convección, irradiación y evaporación. Siendo esta última la única que puede ayudarnos a perder calor cuando el ambiente está más caliente que nuestro cuerpo.

Mencionaremos el caso curioso de algunas sustancias que pueden estimular receptores térmicos y que por ello pueden ser percibidas como calientes o frías, sin estarlo realmente (alguien dijo chile o ají?). También aclararemos por qué en el contexto de la ingesta de alcohol, si bien podría sentirse como si nos «calentara», implica en general mayores pérdidas que ganancias térmicas.

Terminaremos con una breve discusión sobre la entropía, la segunda ley de la termodinámica y cómo estos conceptos se relacionan con la vida y su mantenimiento.

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